SEGURIDAD EN LAS REDES SOCIALES
¿QUÉ ACTITUD DEBEMOS ADOPTAR?
Hace
unos cuantos años que vivimos en la era de las redes sociales y rara
parece aquella persona que no dispone de una cuenta en Twitter,
Facebook o WhatsApp entre las muchas aplicaciones de las que
disponemos en la actualidad.
Se
trata de un fenómeno que ha revolucionado claramente el panorama de
internet desde su llegada hasta el punto de que ya no nos imaginamos
el mundo sin sus utilidades y ventajas. De hecho, no hablamos solo de
una herramienta para generar relaciones personales o entablar
conversaciones instantáneas, sino que las empresas han sabido
utilizarlas en su beneficio y ya son una de las principales armas
para posicionar sus productos en el mercado.
A pesar
de que todos, en mayor o menor medida, conocemos las innumerables
ventajas o prestaciones que nos proporcionan las redes sociales,
tenemos que ser prudentes, también, y saber que no todo es oro lo
que reluce. En efecto, nos referimos a la importancia en la seguridad
de la información que
transmitimos por la red y que todas las empresas ya tienen en cuenta
a la hora de su desarrollo
web.
No así, en cambio, en la utilización como usuarios corrientes.
Es
vital, como personas que accedemos continuamente a internet a través
de nuestras redes sociales, ser conscientes de que no solo basta con
tocar un par de parámetros en los ajustes de privacidad para
sentirnos protegidos y fuera de peligro. Y es que, cuando publicamos
algo en la nube, perdemos gran parte del control sobre aquello que
hemos publicado. Es decir, aunque hayamos borrado algo que hemos
escrito, quedará registrado de manera permanente en los servidores
en los que estamos ofreciendo información.
Además,
corremos el riesgo de que alguien que lo haya visto previamente pueda
hacer uso de dicha información a su antojo.
Para no pasar por
malos tragos, es primordial proveer de un empleo consecuente a los
usuarios de todas estas redes sociales que, por sistema, se tiran de
cabeza a la piscina de la información sin saber siquiera lo que esto
les puede deparar. Todas las aplicaciones, por obligación, constan
de un determinado cajón de ajustes de privacidad que
podemos modificar según nos apetezca: decidir qué datos queremos
hacer visibles sobre nuestra vida cotidiana, a que grupos o número
de personas permitiremos acceder a ellos, bloquear cuentas malignas o
dañinas, etc...
Finalmente,
como recomendación tan común como imprescindible, os aconsejamos
leer con detenimiento los permisos que cedemos a esas páginas de
juegos, cuestionarios o aplicaciones que insisten una y otra vez en saber más de nuestro perfil. Por muy fiable que pueda parecer a
simple vista, acostumbran ser la maniobra perfecta para robar
nuestras contraseñas sin que nos demos cuenta.
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